Mercado Asegurador

Por qué Shakira y Taylor Swift representan el “terror” para las aseguradoras

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En el universo de la música donde las notas resuenan y los fans vibran Shakira y Taylor Swift reinan como diosas intocables, pero para las aseguradoras, estas representantes del pop son sinónimo de una palabra: cancelación.

Con giras que mueven millones de dólares y expectativas que alcanzan el cielo cualquier interrupción en sus espectáculos no es solo una pausa en la melodía, sino un cataclismo financiero que mantiene a las compañías de seguros al borde del colapso.

De acuerdo con un artículo de la revista Siniestro, cuando un evento se cancela o reprograma, como en los casos de Shakira y Taylor Swift, las pérdidas suelen ser millonarias. Además, cuando sucede algo así, existe el riesgo de que se dañe la reputación del artista o de su equipo de producción si no se manejan de forma correcta las cancelaciones o reprogramaciones.

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En el caso de Shakira, si la artista contrató una póliza de cancelación, que suele ser parte integral de las negociaciones con los organizadores locales, esta podría cubrir las pérdidas económicas relacionadas con el evento reprogramado e incluir no solo los ingresos perdidos por las entradas sino también los gastos realizados para la preparación del concierto

Cuando un evento se cancela los fanáticos son quienes sufren la decepción más directa. Las aseguradoras también tienen un rol aquí, pues en muchos seguros de cancelación de eventos se establece un plan para reembolsar a los asistentes.

En el caso de Taylor Swift las aseguradoras no solo tuvieron que correr con los gastos directos por la cancelación, como la boletería, ya que los conciertos son una de las más importantes fuentes de derrama económica del mundo y su cancelación conlleva pérdidas económicas colaterales para diversas industrias, como la restaurantera y hotelera.

En este caso, destacó el impacto directo en la industria de transportes, incluyendo vuelos. Aunque la cancelación fue muy perjudicial, más nocivo hubiera sido la consumación del ataque terrorista. Varios involucrados en dicha amenaza fueron arrestados.

En este juego de acordes y contingencias, las aseguradoras ven a Shakira y Taylor Swift como fuerzas impredecibles.

Son artistas que transforman estadios en templos, pero también en campos minados donde un solo paso en falso puede detonar una explosión financiera.

Mientras los fans corean sus nombres, las compañías de seguros ajustan sus primas, revisan cláusulas y rezan para que el micrófono no se apague.

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